viernes, 25 de septiembre de 2009
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jueves, 24 de septiembre de 2009
Hotel Lautrèamont
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Tambores
El rumor nos llegó de lejos, pero inconfundible. Piano, repique y chico nos llamaban con sus curtidas voces, vibrando en algún lugar de la nocturna ciudad vieja. Nos fuimos acercando guiados por el sonido cada vez más intenso hasta llegar a una intersección cualquiera, en donde una pequeña multitud rodeaba a los intérpretes del ritmo. Luego de unos breves instantes de charla nos dejamos llevar por la música y todos comenzamos a caminar siguiendo a los tambores, grappamiel en mano, y pensar que nos habían dicho…Los músicos marchaban como ejército hacia la batalla, y nosotros los acompañábamos a través de las desoladas callecitas, abrigadas apenas por la luz de algún que otro farol amarillo. Más gente se sumaba a la tropa a medida que dejábamos atrás esquinas y viejos edificios, perfumando la noche con ritmo. Entrecerré los ojos, y me dejé envolver aún más por la música. El trance se hizo más intenso, los golpes quebraban el aire, ojos en blanco, manos heridas, parches con manchas de sangre. La procesión fue haciendo temblar la tierra hasta la rambla, en donde se detuvo, y continuó agitando el aire con tambores y cuerpos danzantes, bajo la luz de un solo farol centelleante. El pulso final nos dejó sumidos en un delicioso silencio, y luego de unos fervorosos aplausos, que lo quebraron por unos instantes, desandamos camino por las solitarias calles de la ciudad vieja, llenos de vida, y con el corazón todavía latiendo al ritmo del candombe.
viernes, 18 de septiembre de 2009
Clown, teatro, Espacio LH
Tocaba y tocaba a las 23:24:25 Hs. y se distrajo mirando la parte del mundo que estaba a su derecha, y descubrió que un cronopio de nariz roja bailaba tregua y bailaba catala a la vieja usanza.
Se llamaron.
-Eugenio
-Jerónimo
Así se llamaron.
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El día anterior había conocido a Eugenio, y después de un rato de charla me había invitado.
Por eso, este miércoles, fuimos los tres nómades a participar en un taller de clown y teatro que están llevando adelante en un espacio llamado "LH", que queda por ciudad vieja, en Solís y 25 de Mayo.
Terminamos nuestras tareas y labores, y fuimos para allá. Dimos unas vueltas hasta encontrar la entrada, y al fin, desde la puerta, nos llamó Eugenio.
Entramos. El lugar nos recibió con una especie de local largo con estantes con muñecos de juego de rol, dados, artesanías, y quién sabe cuántas cosas y cositas más (la próxima prometo una ojeada más detallada!).
Al fondo del espacio, se veía una cortina a modo de biombo, y un paso que abría el espacio hacia la izquierda. Más acá unas cinco o seis personas hacián ejercicios de estiramiento.
César, quien llevaba la batuta, nos invitó a sumarnos. Nos sacamos trastos y abrigos de encima, y nos pusimos en la ronda. Había un Nacho, un Quique, una Sara, entre otros. Más tarde una Flor (divina).
Siguieron los ejercicios de estiramiento, mientras más y más gente se sumaba.
Empezamos a caminar por el espacio, jugando con las posibilidades del cuerpo, del ritmo, de la caminata. La voz de stop iba dando lugar a distintas propuestas de juego. Proyección del cuerpo, de las miradas, de las voces, de la energía. Empezamos a probar el piso, y los distintos niveles, lo que llenó el espacio de reptiles, cuadrúpedos y demás. Empezamos a probar sonidos para esas posiciones nuevas, y no tardó en armarse la ronda. Consigna: de a pares salir hacia el centro, saludarse, proyección hacia público, vuelta a la ronda.
Y llegó la colchoneta. Caída hacia atrás con vuelta de carnero invertida de a uno. Pasamos todos. Bien, ahora de a dos, uno empuja, otro es empujado, y después al revés. Jugamos con las distintas pisibilidades de eso. Con distintas historias que daban sentido a las caídas, cada vez con más juego de personaje. Chau colchoneta.
Hola prendas de vestir y elementos disparadores: Cada uno se puso algo, y empezó a explorar desde ese algo. Caminamos por el espacio, buscando la forma propia de actuar, hablar y moverse de ese nuevo personaje. Nos organizamos de a dos o de a tres, a modo de siameses, mediante un punto de contacto corporal.
La voz de César, siempre guiando todo esto, nos iba ambientando en distintas situaciones, como el aeropuerto o el hospital, e iba dando pautas para que el grupo se escuche y se perciba mejor.
¡¡Buenísimoooooo!! Buenísimo mal! No se imaginan qué ganas tenía de esto, de mover el cuerpo, de jugar, de teatralizar...
Al terminar, ronda y charla.
Es un grupo joven, que recién se está formando, y eso se nota en la energía que se maneja. Todos tienen muchísimas ganas, por lo que participan mucho, muchísimo. De todas maneras, eso hace que todavía no puedan percibir(se) demasiado como grupo.
La charla se refirió un poco a esto, y se vieron posturas muy distintas. Durante toda la clase se habían notado estas cosas de las que ahora se hablaba. Se veía que muchas veces la atención estaba muy dispersa en chistes y boludeo, o en querer hacer lo más gracioso de todo durante la explicación de una consigna, y a veces por priorizar lo individual se atentaba contra lo grupal. Ojo, me parece super normal, se están conociendo y es todo un proceso y un laburo que no termina nunca, un grupo siempre está trabajando en eso, tenga el tiempo que tenga.
Me gustó la tarea de César, y de hecho me pareció muy copado. Bah, por lo que hablamos y jugamos, todos manejaban una energía bastante linda.
Terminamos, y César me presentó a un par de personas que estaban en ese proyecto con él. Pasamos al tallercito, que estaba en el espacio contiguo al que habíamos usado, y desde el fondo asomó una cara conocida.
-"¿Jero?"
-"Qué hacés locooo?"
Era Germán, un flaco que había estado en Buenos Aires hace un par de pares de años, y que había estado parando en la casa de mi hermana un tiempo.
Nos charlamos algo, y me mostró un par de golpes de candombe en el tambor (tendré que seguir practicando porque no pienso irme de Uruguay sin saber tocar candombe). Pine y Charles le agarraron más la mano. Yo me puse en espástico, uh!
Nos pasamos los mails, charlamos un poco entre los que quedábamos, y nos despedimos. Obviamente, volveremos!
La Sala y las Oficinas
Para afinar, ensayar, tomarnos unos cafés o mates, por ejemplo, está la Sala. Queda en la plaza del Entrevero, bajando la escalerita de entrada al espacio cultural Subte. Cuando está cerrado, el lugarcito entre la escalera y la puerta de rejas es IDEAL, así que lo adoptamos y lo bautizamos "La Sala". Cuando abre el Subte cierra la Sala, y viceversa. No te escucha casi nadie, y tiene una acustica bastante buena. Y tiene mística, que le dicen.
Para juntarnos o encontrarnos a una determinada hora, puede funcionar la sala, o alguna de las "oficinas".
Las oficinas son lugarcitos que por algo que se podría llamar "aura", sumado a un cierto flujo de tránsito peatonal, ausencia de puestos callejeros y repartidores de volantes, suelen estar buenos para tocar. Está bueno también que la gente que conocemos generalmente sabe que ahí es posible encontrarnos. Y de paso seguimos conociendo más gente, porque siempre se para gente a hablar. Bah, qué se yo, hay días malos y buenos. Hay días que la gente pasa, te felicita, te agradece, las chicas te hacen sonrisitas y ojitos, y otros que te ignoran completamente o te miran con cara de desdén. O caen los pesados que, por ejemplo, te hacen parar de tocar... ¡¡para decirte que toques algo!! (aaaahhh me enfurece cuando me hacen eso) y después se te quedan y se quedan y se quedan, y si al final, después de mil indirectas infructuosas, les decís que te dejen tocar y/o vivir en paz, se van y te dejan con la sensación de ser un mal tipo. Pero bueno, en las oficinas conocimos a gran parte de la gente que frecuentamos y que nos copa, también.
Mis preferidas son las señoras que se te ponen a hablar, porque en general son muy cariñosas.
El Pine generalmente está en el monumento al Gaucho, que queda sobre 18 pasando la intendencia. El lugar está bueno. Le falta un poco de acústica, por ahí, porque es un cruce de calles, pero pasa gente y es cómodo (según cuenta él, porque no toqué ahí). Su oficina alternativa, que funciona a partir de la tarde noche, queda frente a la intendencia al lado de una peatonal. Está bastante buena, y Pine cuenta que cuando apunta a las paredes de enfrente (ese edificio que acabo de nombrar, cuyo sinónimo no encuentro, así que no lo voy a nombrar para no sentir que digo todo el tiempo la palabra intendencia. Uy, lo dije) el sonido reverbera y rebota y suena reee bien. A veces me pasa que a una cuadra y media escucho su trompeta, y encima ya le re-conozco el estilo (y está bueno).
Mi oficina favorita queda en 18 y Cuareim, en la vereda del palacio de Relaciones Exteriores (se llama Palacio pero es una esquina bonita, nomás). Está bueno porque el edificio es lindo, y esa esquina tiene como algo de íntimo. Encima siento que ya tengo "mi gente" (el otro día estaba tocando en la peatonal, y pasó una mina y me dijo que tenía que volver a mi oficina). Pero como a veces siento que puede pudrir que esté siempre ahí, últimamente estuve rotando. Estuve yendo por ejemplo al Banco República, que queda más lejos, y que tiene una vereda gigante, ancha, y un techo altísimo. A veces me va bastante bien ahí, pero cuando hay poco paso de gente, al ser la vereda tan grande, no funciona demasiado.
Charles se había puesto de entrada, en una veredita, con un arco grandote que separa Ciudad Vieja de la Ciudadela. Un buen lugar: la gente pasaba brevemente, lo veía de lejos, y muchas veces tenía que parar obligadamente esperando al semaforo. La puerta de la ciudadela era el lugar que más plata daba, me parece. Bah, Charles en la puerta de la ciudadela (no era sólo la puerta). Pero un día la puerta se ve que se cansó, y ya no fue un lugar tan cómodo, ni dio tanta plata, y medio que se sintió echado por ella. El viento pasando por la puerta llega a ser terrible, y estuvo bastante ventoso este tiempo. Entonces probó en frente de mi oficina, pero no le fue tan bien, y al final descubrió un lugar que le funcionó de pelos: mi oficina (ladrón! devolvedla! jajaj).
Entonces, para compensar, le robo a veces la oficina de la peatonal a Pine. Y Pine, para mantener el equilibrio del Universo, se pone a veces también en mi oficina. Sin contar con que Fernando, un violinista ree copado al que conocimos en la calle (ya les contaremos de él) se pone también en la famosa oficina de Cuareim.
Hubo otra oficina, en la que probé pero que no funcionó casi nada, y encima a Charles le robaron la mochila la vez que probó allí (ya les contará él).
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Espacio Municipal de Exposiciones Subte
Bueno ahora lo bueno y lo malo:
Lo bueno:
- Es un lugar muy càlido y lleno de arte.
- Tiene WiFi y conexiones a la red electrica.
- Tiene lindos sanitarios.
- El personal del lugar es muy amable y simpàtico.
- Està abierto de martes a domingo de 15:30 a 21 hs.
- Es gratis.
Lo malo:
- Està tan bueno que no te querès ir.
Sigan atentos que esto sigue y sigue!
-
sábado, 12 de septiembre de 2009
Quedate tranquilo, yo te aviso.
viernes, 11 de septiembre de 2009
Feria Tristán Narvaja
La Calle Tristán Narvaja es medio en bajada desde la 18 (de julio) hasta que se corta, al cabo de unas... diez cuadras, ponele. De manera que desde el comienzo, ya se ve como ese gran ciempiés, ese gran unmillóndepiés que es la feria bulle a lo largo de todo su recorrido. Por el medio de la calle se forma un pasillo sin fin, con una línea de puestos a cada lado. Las veredas tiene una especie de paseíto aparte, con puestitos más chicos, y un tráfico menor de gente.
La banda de sonido, a cargo de: señoras hablando con el nene, pregoneros pregonando, gente chapita, mujeres bonitas, mujeres muy bonitas, animalitos, mujeres a secas, parejitas, adolescentes, tipos con bigotes o sin ellos, gente.
La banda de colores, a cargo de: naranja pececito, verde zapallito, azul pantalón flogger, marrón óxido de caño de puesto de venta, rojo garganta gritando precios de puerro o perejil, verde cronopios nómades fascinados con la nueva vista, y otros.
Entonces, llegás, decíamos, no? (sí, decíamos) y en el principo de la feria, ocupando la vereda de la 18 (de julio), te encontrás con el sector "mascotas". Éste se compone de unos cuantos puestos con peceras, jaulas, jaulitas, tipos con víboras (perdón, serpientes) colgando del cuello, etc. y por ende señoras espantadas porque el marido, mamás cuidando de que el nene no vaya a, tipos que se quedaron preguntando si ese hamster o si ese jerbo, y demás frases descriptivas inconclusas.
A las mascotas las suceden los puestas de frutas y verduras, y a estas les sucede que las compran y las comen. $U12 el kilo de mandarina... sí, ta' bien... $U15 la zanahoria... va, después podemos comprar algo de verdurita. Entonces ponele que te metés por el medio de la feria, por el pasillo central, con una alegría y curiosidad indescriptibles, y de entrada descubrís una espalda delante y unos codos a los costados. Tristán Narvaja, como toda feria, tiene ese aire entre apurado y tranquilo, donde la gente trata de ir más rápido hasta que encuentra un claro entre la muchedumbre, donde aprovecha para ir más despacio. De todas formas, nunca estuviste en una feria así. Buenos Aires, al menos, no tiene nada igual. Tiene algo de Mercado central, pero más cultural, como una especie de Mercado central, con Plaza Francia y Parque Rivadavia... pero distinto. Las verduras y los libros comparten el vecindario con una ballesta, una señora que atiende con cara de traste (decir culo queda mal, no?), un artista que pinta caras de apache sobre tela, y un tipo fachero y pintón que está al lado de Charles y Pine, por ejemplo (jeje...).
La cosa es que seguís (suponete que estás buscando a tu amiga María, que vende en la feria) y te vas encontrando puestitos de todo tipo, desde los que venden libros hasta los que venden cachivaches (qué hermosa palabra!), pasando por los que venden ropa (unos cuantos), parches punk rock (a cargo de Gonzalo, un tipito copado, pero que abusa de los imperativos), piedras y cristales, dvd's, antigüedades, baterías para celular, cargadores para celular, chips para celular, de todo.
Seguís caminando, y al llegar a una esquina te encontrás un pequeño corro en cuyo centro hay un bandoneón y una guitarra, con una milonguita con acento de candombe y vino que alegra el alma (todo, acá, tiene algo de candombe y vino).
Algunas de las calles transversales, están contagiadas también de feria. El grueso de los puestos de libros está sobre estas callecitas, con pila de mesitas con revisteros, libreros, disqueros. Mucho vinilo, mucha página amarilla, mucho zitarrosa, mucho poster viejo de Maradona, del Che.
Mucho olor a librería de antaño, a biblioteca de la bisabuela.
La cosa es que seguís (lo dicho, estás buscando a tu amiga María, y no da para frenar media hora en cada puesto, aunque las ganas dentro del cuerpo te lo pidan al estilo "nene que tironea de la manga") y te encontrás con un nuevo puesto de mascotas, que resume, en dos metros cuadrados, una cantidad importante de animales encerrados, encerradísimos, en jaulas o peceras. A saber: un pavorreal, gallinas, gallos, pájaros y pajaritos varios, perritos llorando llantos partealmas, peces, lagartijas, roedores, vendedores de animales (estos últimos sueltos, injusticias de la vida).
Seguís, y al fin te encontrás con tu amiga María, vendiendo picadas y fiambres de campo en su puestito...
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Domingo... Feria... Amigos... ¿falta algo? Sí, falta algo... Picadas AlmaZen.
Picadas al paso - Queso y leche de cabra - Salamines - Chorizo Campero - Etc.
Domingos en la calle Tristán Narvaja al 1720.
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Entonces, habiéndo charlado con ella, probado unos ricos fiambrecitos que te convidó, como un poco de cantimpalo y queso de cabra, decidís buscar un buen lugarcito para poner la bandera nómade y las fotos del Pine.
Lo encuentran, y meta cinta, cordoncito y qué se yo, queda todo listo.
Si te animás pelás tu instrumento y te ponés a tocar.
No, no te animás. Entonces el Pine vende un par de fotos, y mientras tanto aprovechás para dar unas vueltas y charlar con gente. Tenés hambre. Te comés algo en el puesto de al lado de AlmaZen, que vende unas galletas de campaña buenísimas a $U20 la bolsa.
Finalmente, llega el momento de la partida (en algún momento hay que laburar, no?)
Te despedís de tu amigo Pine, de tu amiga María, de tu amiga Feria.
Te vas, entonces, con tu amigo Charles y tu amigo violín Barrabás.
Y ahí sí, río arriba nomás, entre cardúmenes de puestos y manadas de antigüedades, hasta agarrar la 18 (de julio), y de ahí derechito al centro.
Subterráneo
Se trata de una casa donde viven aproximadamente ocho personas, y donde se realizan actividades y encuentros musicales, literarios y artísticos en general.
El sábado siguiente fuimos.
Llegamos tipo 11 de la noche. Compramos algo en el super de enfrente, en Super Pepe (ya les contaremos de SuperPepe), y comimos acodados en un escaloncito. Pizza y sanguche de noséqué.
Desde el otro lado de la calle se veía a alguien con un violín tocando ahí arriba, por la ventana. Terminamos de comer, fuimos.
Puerta vieja, de doble hoja, timbre con inscripción en marcador arriba "tocá fuerte". Nos abren (Mmmhhh... Edu había sido?) "sí, qué tal, hablamos con Emilio, pasen, bueno gracias, qué tal, Javier, Pablo, Jerónimo... y toda la bola". Escalera caracol, subimos, casa antigua, techo alto, claraboya, bastante gente, música, buena vibra.
Llega Emilio "ey! vinieron!" y nosotros "loco, todo bien" y él "hay grappamiel, cerveza, sirvanse lo que quieran" y nosotros "buenísimo, gracias".
Entramos al lugar principal, donde una guitarra, un mandolín, una balalaika y un par de instrumentos más, bastante gente sentada escuchando, Eduardo (alias "el tío") un copado, Alejandro otro copado.
Al ratín terminó el espectaculo, se fue la banda y un poquín de gente, y empezó la noche de aficionados, con música improvisada (unos cuantos instrumentos muy bonitos), gente pasando a "hacer su gracia", y una onda muuuy agradable. Saliendo al balcón, que rodeaba la esquina, el buen ambiente le ganaba parte a la calle.
Pasaron, por ejemplo, dos hermanos a cantar, uno quitarra en mano, otro sobre el cajón peruano, y ahí fuimos enterándonod de que gran parte de esa gente venía de Salto, del interior. Esa casa es una especie de refugio para el alma de quienes vienen a la capital a estudiar, y de todo el que quiera acercarse al fogón.
Estos encuentros artísticos se vienen dando con una frecuencia de 15 días aprox., y la idea es darles continuidad, y poder hacerlos itinerantes. Otra de las propuestas que ya tienen en marcha es una revista, y otra la publicación de libros de autores inéditos.
Y sucedió, esa noche, que estábamos agotadísimos (con Charles a la cabeza desplomado, y Jero a continuación cabeza obnubilada, suerte que estaba el Pine un poco más despierto para hacer las sociales), así que nos fuimos medio temprano, pero con la promesa de volver pronto, a hacer unas músicas y pasar unos buenos ratos. En fin, buenísima onda esa noche, y en los reiterados regresos al espacio Subterráneo.
Ya van unas cuantas visitas a estos amigos, con un par de comidas riquísimas, un par de músicas, un par de grappamieles.
Ya les contaremos más sobre las andanzas de Emilio, Edu, Mauricio y demás subterráneos... por lo pronto hoy queríamos apenas contar un poco de la buena onda que esta buena gente nos ha brindado, y la energía que han sabido generar en ese amigable espacio.
Larga vida al Subterráneo!!
miércoles, 9 de septiembre de 2009
El Callejón
La noche de la nostalgia
Lo bueno:
- Muchas opciones para elegir
- Mucha gente en la calle con ganas de divertirse
- Mucho alcohol
- Al otro día es feriado, asi que podés darte el lujo de terminar en una zanja.
Lo malo:
- Algunos alcoholizados pueden ponerse violentos y darte unas clases gratis de insulto a la uruguaya (sobre todo si bailás con su chica)
- Siempre pasan "El menaito". Y la verdád, es un tema de mierda.
- El nombre medio que es un embole, La "Noche de la Nostalgia", buá, yo me imaginé un montón de viejos en un bar tomando grappa escuchando un gramófono de esos con campana, y a un viejo levantando el vaso en el aire, mirándolo, y diciendo "Y pensar que me habían dicho..." y ahi se termina el cacho de imaginación.
- No sé, creo que nada más.
- No, pará, que había algo...
- Ah! Tambien pasan el tema ese del pimpollo que, todo bien con los pimpollos, pero también es una mierda.
Sigan en línea que esto sigue, ahora ya no se para más, es como comer unas Pringles, vos decis "bueno, una más y listo", pero despues seguis, y seguis, "Bueno, agarro una más asi es número par", y ya más adelante "Bueno, para dejar 2 ó3 las como todas". Bueno, chau.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Wasabi
Poema de la Tana Madrina
Un muelle
en el sol de la tarde
cuatro almas
en el río de la vida
mezcla de sentimientos
en el corazón de un barco
Amistades inesperadas
que trasmiten calor
lejos del muelle
y del sol de la tarde
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Serenata
Me preparé "La vie en rose" y "Serenata" de Schubert y llegué a su casa a la hora pactada. Fui con el Pine como guardaespaldas por las dudas y sospechas de que el galán pudiera ser en realidad un novio despechado tendiéndome una trampa... Nada de eso: Marcelo había preparado una cena a todo trapo con velas, vino, rosas y como broche de oro un violinista de carne y hueso tocando en un rincón, un poco nervioso, si, pero no demasiado desafinado (espero).
*Atomizar: Palabra utilizada por los uruguayos que significa algo asi como "Quemar el bocho" o "Romper las pelotas Mal"
And i think to myself…
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