viernes, 18 de diciembre de 2009

Serenata balconera



Nos proponìamos tocar a duo. El violìn de Javier y mi trompeta comenzaban a dialogar en 18 de Julio y Cuareim, cuando tres simpatìcas personas se acercaron a hacernos una propuesta: tocar unos temas para una amiga que cumplìa años, a una cuadra de allì. Como era sorpresa, la harìan salir al balcòn (como 5 pisos sobre nuestras cabezas)  y nosotros tocarìamos desde la vereda de enfrente. Siempre dispuestos a brindarle un servicio a la comunidad, a las cosas extravagantes y a hacer el ridìculo en pùblico, aceptamos gustosos. Asi fue como tocamos a duo varios temas, entre los que no podìa faltar el "Feliz Cumpleaños". La gente lleno el balcòn y nos aplaudieron y ovacionaron con mucha energìa, casi como que me sentì un mùsico en serio. Despuès se me fue, claro. Como no podìa faltar, un loco bueno de esos que andan por ahi, se puso a saltar al lado nuestro mientras tocàbamos, gritando "Eee! Tocà esa que dice POM POM POM, POM,POOOOMM!" . Por suerte, Maggie pasò justo por ahi, e inmortalizò ese momento. Gracias a la cumpleañera, a sus muy buenos amigos, al loquito, y a Maggie por la foto.

Bombardino & The Nomad Untuned Orchestra

Atardecer en la rambla. Contemplando con Javier el rio. Jero y Claudia viajando en motorhome hacia aqui, todavìa a 300 km de Montevideo. Los esperàbamos con ansias!. Habìa mucho que hablar, planificar y hacer! Pero ya no llegaban para esa noche, asi que decidimos dar unas vueltas. Comenzò a levantarse viento,  fuimos caminando hasta el centro. A las 11 me encontraba con un mùsico que habìa conocido en el callejòn, pero faltaban muchas horas todavìa. Decidimos ir a la facultad de Bellas Artes, a mirar unos capìtulos del programa de Filosofìa de Feinman (Filosofìa Aqui & Ahora). Elegimos unos lindos sillones en el primer piso, y meta Descartes, Sartre, la modernidad y sujetos sujetados en nuestra laptop. Dos frases destaco, entre otras: "La realidad existe, te muele a palos, y es fascista" (Feinman). Y:  "Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de èl" (J.P. Sartre). La baterìa se agotò, y llegamos al callejòn justo a las 11. Allì nos encontramos con Ramiro, baterista de... estem..., una banda...que se llama...bueno, lo digo y ya fue: Los Garcha Monjas. Listo, ya lo dije (de aquì en adelante  "LA BANDA"). Me habìa prometido traer un Bombardino (instrumento de viento metal, con pistones, con un registro entre una Trompeta y una Tuba). Y asi lo hizo! Hicimos algo de ruido en el callejòn, pero como habìa una cuerda de tambores ensayando, decidimos irnos a alguna otra parte. Mensajito oportuno de Maggie llegò vibrando: "Los Terapeutas tocan en la facultad de Arquitectura!". Asi que, trompeta y bombardino en mano, marchamos tocando hacia allì. Se nos uniò Noe, vecina de Ramiro, que andaba justo por ahi.  La sensaciòn de estar tocando en movimiento por la calle es hermosa. Ir propagando el sonido, llevar la mùsica por la ciudad silenciosa. Ya lo habia hecho una vez, 18 de julio, plena tarde, caminando con un trombonista, tocando a duo, habrièndonos paso, entre la gente, gritos de aliento, insultos e improperios varios. Pero ahora no habia casi nadie, y las cellecitas nos recibian casi desiertas, nos gritaron de algùn que otro balcòn, con buena onda, y cantitos de cancha. Llegamos a la facultad. Nos quedamos en la pùerta, el recital ya casi terminaba. Llegaron Maggie y unas amigas, Anita, Maga, Nadia y Magda. Todos nos pusimos a jugar con los instrumentos en la calle. Mientras, una gurisa sentada sobre lo alto de las escaleras de la facultad observaba atentamente, y su mano seguìa lìneas invisibles sobre un papel. Màs tarde nos enteramos que se llama Maco, y dibuja como los dioses (les dejamos su blog, pasen y vean! Mucha calidad y creatividad). Ese instante de juego musical quedò inmortalizado en su cuaderno, e ilustra esta entrada . Seguimos charlando, tomando algo, y jugando, prestando los instrumentos a todo aquel que quisiera intentar. Cada vez hacìa màs frio. Maggie nos invitò a quedarnos en su casita, asi que nos despedimos de Ramiro y de Noe, quedamos en tocar con "LA BANDA" en Rocha en el veranito y fuimos caminando a la parada. Un dia muy musical, aunque nos perdimos el recital. Pero bueno, estuvo lindo, què se yo. Pronto el Proyecto arranca otra etapa. Tres navegantes, un barco, una italiana amiga, un motorhome, muchas ganas de viajar, conocer, experimentar, muchos instrumentos y un gato. Mantènganse sintonizados!

martes, 1 de diciembre de 2009

Alegría

Una hermosa, casi diáfana tarde nos encontró caminando con paso tranquilo hacia la rambla. El clima era extraño; La ciudad estaba teñida con una intensa claridad, una atmósfera cálida invitaba al festejo. Banderas y cantos de aliento nos escoltaron hacia el mar gris azulado, manso, bajo un cielo que se debatía entre blancos pompones de algodón, y sollozantes ovejas negras. Cientos de personas, jóvenes, ancianos, niños, bebés, se daban reunión en las cercanías del hotel NH Columbia. A medida que nos acercábamos al centro, el bullicio, cantos, alegría y expectativas fueron aumentando. Sumados a los frenteamplistas, vendedores de banderas, de tortafritas, maniceros y gente que pintaba los colores del FA a voluntad completaban la festiva escena. Entre el tumulto, el Coso se asomó, María y Juanita aparecieron ante nuestros ojos, colocando delicadamente trocitos de salamín y queso en palitos brochette. Luego de saludos, algo de charla, y algún que otro pisotón de Juanita, María me invitó a subirme al techo del Coso para apreciar la vista, Fue impresionante. Grupos y más grupos de personas llegaban de todos lados, la rambla era una serpentéante bandera roja, azul y blanca. Luego de bailar con un palito en la mano, vociferando “Picada al paso!”, me bajé del techo y ayudé a Maria a acomodar el puesto. La gente seguía llegando, la hora se acercaba. Una leve llovizna comenzó a caer sobre nosotros. La pulpera filósofa nos encargó unas compras, y fuimos caminando hacia el centro abriéndonos paso entre la alegría. La lluvia se hizo más intensa, pero no impedía que nos cruzásemos cada vez con más gente que iba rumbo al hotel. De regreso, ya la lluvia era intensa y dulce, traía consigo la euforia de millones de personas: Pepe Mujica era el nuevo presidente del Uruguay. Las calles eran una fiesta. Nos costó llegar a la rambla, entre cientos de voces cantando, baile, bocinazos, miles de personas festejando el triunfo. Una vez allí, se desató el aguacero. Un viento feroz comenzó a soplar, y cientos de papeles, vasos, gente, bolsas, sonrisas, y paraguas pasaron frente a nuestros ojos en los doscientos metros que nos separaban de María, Juanita, y el Coso. Las nubes contuvieron el llanto y nos regalaron una momentánea tregua. Movimos el Coso cerca de un puesto expendedor de cerveza (cerveza y picadas van de la mano) y esta vez Javier subió al techo agitando un palito a los cuatro vientos. Todavía había gente festejando, cuando las ovejas decidieron romper en llanto nuevamente. Nos refugiamos dentro de la panza metálica del Coso un buen rato. Luego con una leve llovizna salimos a bailar entre la gente. Mi bolsillo comenzó a vibrar festejando la llegada de unas palabras lejanas. Entre música y gritos una voz me informaba: “Fiesta en la Intendencia!”. Habiendo vendido casi todos los palitos, María nos llevó hasta allí. Por 18 caminaban en ambos sentidos alegres grupos agitando el aire con sus banderas y cantos. Llegué a la intendencia gritando “Vamos Pepe” asomado por la ventana del Coso (luego de algunos problemas de encendido que María solucionó con algunos golpecitos en el burro de arranque). Nos despedimos de nuestra amiga filósofa y nos mezclamos entre la gente. Allí encontramos a Maggie, Denise/Alexandra, María (otra María eh), Lucía, Rodrigo y Lucía (otra Lucía eh, no la puse dos veces). Muchos abrazos, baile, algo de vino, y agite de banderas. Después de un rato nos despedimos, fuimos cada uno por su lado. Caminé entre la gente hasta la rambla, y contemplé el oscuro mar, mientras una hermosa brisa y una leve llovizna me acariciaban el rostro. Cerré los ojos y dejé que la naturaleza me susurrara su verdad, que el mar me contara su historia con su murmullo, que el viento me hablara del mundo con su silbido, y que la lluvia me hablara del cristalino cielo con su rocío. Salí suavemente del trance y caminé hasta Tristán Narvaja, cansado, pero feliz, sabiendo que tuve la suerte de participar en un día histórico para este lindo paisito que me besa los pasos.