miércoles, 8 de julio de 2009

Loconia

Salimos de San Isidro, luego del debido despacho (Prefecto molestísimo, si te veo de vuelta te voy a dedicar mi cara más fulera, te lo juro!) y las compras necesarias (tormentín, transductor para la ecosonda, víveres). Pasamos la noche en una amarra prestada (sin demasiado conocimiento del dueño de dicha amarra, por no decir nulo, ya que, obviamente no estaba) y aprovechamos para hacer una limpieza de sentina y tachar un par de tareas de la lista de actividades.
Finalmente salimos. El viento, según lo que habíamos previsto, nos jugaba a favor y nos daba unos buenos 8 nudos... peeeero, el maldito motooorrrrr, sieeempre el maldito motor, nos generó un retraso que nos significó que Eolo se cansara de soplar, y nos quedaramos sin viento.

En fin, después de una navegación para el bostezo, el lunes arribamos una vez más a Colonia. Como no podía ser de otra manera, la ciudad nos recibió de mil maravillas, con una comidita riquiiiisima en casa de la Tana: Spaghettis caseros a la italiana, con un rico vinito y un postre buenísimo hecho por ella. El Che, loco de contento, nos llenó la noche de piruetas tratando de robarse algo de la mesa. La tana está en una casita muy linda cerca del centro, donde para con sus gatas y el citado amigo perruno. Qué más decir al respecto, cómo contar lo bien que la pasamos?
Para finalizar nos fuimos pa´l barco, a hacer un merecido noni, con las olas meciéndonos en demasía (demasiada demasía, para mi gusto).

No hay comentarios:

Publicar un comentario