martes, 28 de julio de 2009

Montevideo

















Luego del frustrado intento de ayer por llegar al centro caminando (aunque seas argentino y creas que te las sabés todas, caminar 9 kilómetros despues de 17 horas de navegación no es una buena idea, más si pensabas que eran 15 cuadras) decidimos optar por una original forma de transporte uruguaya: el colectivo. Para que se den una idea, es como un coche, pero alto y muy largo. Tiene muchos asientos dividos por un pasillito central, un chofer lo maneja y otro individuo te cobra cuando subís. Caminamos unas pocas cuadras hasta la terminal, que es como un garage donde hay muchos colectivos que salen para diferentes lugares, y tomamos uno con un cartelito que decía "Ciudad Vieja". Viajar en colectivo no tiene ningún misterio, te sentás ahi, mirás por la ventana, charlás un rato de cualquier cosa, y despues te bajás a donde querés. Casi llegando al centro, avistamos un carrito con unos precios de locos, lo cual aceleró nuestro descenso del vehículo. Caminamos hacia atrás unas cuadras y llegamos a la Meca de la hamburguesa uruguaya: 20 pesos una hamburguesa con jamon queso y mayonesa. Si, ya sé, increíble! Salimos del lugar con 3 hamburguesas y caminamos hacia la plaza Independencia sumidos en un éxtasis gastronómico. Cuando desperté del trance aparecieron ante mis ojos el palacio Salvo y el monumento a Artigas. El centro de Montevideo es hermoso, es similar a Buenos Aires, las callecitas recuerdan a San Telmo, todo muy limpio, arquitectura colonial (algo más moderna que en Colonia), muchas plazas y espacio público bien cuidado. Cerca de la tumba del prócer uruguayo, llamaron nuestra atención unas chicas muy coloridas. Nos acercamos a hablarles. Con rastas decoradas de muchos colores, Jesica y Vanesa venían de Brasil, una de Rio Grande do Sul y otra de Curutiba. Nos pusimos a recorrer la ciudad juntos, previo llamado telefónico a María, una amiga de la tana Claudia que reside en esta ciudad, la cual nos invitó amablemente a cenar a su casa a la noche. Caminamos hasta la rambla a hacer acrobacias (las chicas hacen además malabares y artesanias), luego a pasear por el puerto comercial. Fuimos caminando hasta una escollera de piedra muy larga y decidimos ir hasta el final, en donde habia un par de pescadores, y quedarnos por ahi un rato. De camino Vanesa me fue contando con una voz muy suave y dulce, aunque algo tristeciña, cosas muy interesantes sobre su vida, sus creencias, su trabajo (en portuñol tirando a brasilero). Ella es maestra en un jardín de niños, que provienen de familias muy pobres. Me mostró fotografías con los chicos, jugando, bailando, y hasta durmiendo la siesta. Por la expresión que acompañaba su relato se podia ver que le gustaba mucho su trabajo, que estar con esos niños le enseñaba y enriquecía mucho. Una vez en la punta de la escollera, tomamos algunas fotografía e hicimos malabares con tela, fue muy divertido (vamos a fabricarnos unas de esas, se siente muy bien hacer flamear y cortar el aire con esas telas de colores). Ya al caer el sol acompañamos a las chicas a su hotel y seguimos recorriendo el centro. Como ya teníamos un poco de hambre, compramos unas galletas de campaña, que son como los libritos de grasa de Argentina, pero con menos grasa, más livianos y algo más grandes. Recorrimos el trocen uruguayo hasta llegar a Shoa, un museo del Holocausto. Nos impactó mucho, sobre todo es destacable el abordaje que tiene el museo, el recorrido es lineal, y a media que se avanza se va desenvolviendo la historia, desde la plataforma electoral del partido obrero aleman, la asunción de Hitler, las leyes de Nuremberg, los ghettos, hasta la barbarie llamada "solución final". Es interesante también que no alude al golpe bajo ni se centra en el sufrimiento y horror de lo sucedido, sino que es un abordaje cronológico muy completo, con poesia, testimonios, obras de arte alusivas e instalaciones multimedia. No se queda sólo allí, sino que la ultima parte de la muestra se centra en el genocidio que hoy se sigue produciendo en diversas partes del mundo. Cierra la visita una frase de Einstein, que me parece digna de mencionar: “El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.” Salimos del museo y caminamos hacia la casa de María. Llegamos y nos recibió muy amablemente en una casita hermosa, muy calída y llena de arte, nos presentó a su hija, Juanita Gutierrez, una chica muy desenvuelta y simpática (pero no le gusta que le saquen fotos cuando está despeinada). María tiene un emprendimiento de quesos y fiabres caseros, AlmaZen, y su caballito de batalla son unos pinchecitos de "picada al paso", una brochette con pan, quesos duros, longaniza, queso de yogur y salamín, una delicia. Probamos queso de cabra y longaniza como aperitivo, y cenamos una sopa riquísima hecha con vegetales orgánicos de la huerta, acompañada con galletas de campaña y un vinito (Juanita tomó coca cola). María vive en estas costas desde hace 6 años, se vino desde La Plata, es profesora de Filosofía en la universidad, y una gran apasionada por el arte y la cultura. Charlamos mucho y variado, con un DVD de Janis Joplin de fondo, con algunas pausas para jugar a la pelota con Juanita en pleno living. María nos ofreció su ayuda, y tras plantearle nuestra situación nos hizo dos propuestas, una, que va a contactar a su marido, que trabajó muchos años en el puerto comercial, para ver si nos permiten amarrar ahi mediante algún contacto o nos prestan un bote, y dos, agarrate, nos ofreció ser vendedores de sus productos! Decidimos arrancar con una cantidad chica para probar suerte, y arreglamos para vernos al otro dia al mediodia en el Yatch Club. Luego de un rico té mezcla de Marcela, te negro, y unas hojas oscuras, que no recuerdo el nombre ( tuvo la gentileza de obsquiarnos varias), y un rico qeso con dulce de leche de cabra, María se ofreció a llevarnos para Buceo, en su "coso". Salimos a la puerta, y vemos que el coso era un vehículo hecho con un ciclomotor, pero con carroza, todo cuadrado, muy simpático. Mientras Juanita saltaba de emocion, nos subimos a la parte de atrás del coso. Ya en marcha fuimos conversando (fuerte por el ruido del motor) y haciéndole cosquillas a Juanita para que se portara bien (tiene cosquillas en la nuca, asi que ya saben). Una vez en el Yatch, pasaron a conocer el barco, pero sólo desde el muelle, no querían subirse por miedo a caerse, nos despedimos y entramos al barquito a dormir, porque ya era tarde viste. Y ahi comencé a escribir: Luego del frustrado intento de ayer...

PD: Adjunto foto flogger de Juanita, ya que no le gustó la publicada.

5 comentarios:

  1. Me encantó! Fascinada con la lectura de su llegada a Montevideo! muy bellas las imágenes y muy hermoso todo lo q están pasando. Son vivencias quedarán impregnadas en sus corazones para siempre! / Los felicito y los sigo alentando desde acá! / Un beso o 2 a los 3! / Un cariño enorme a tí Pine! Eleanor.

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  2. Chicos debo confesar que me he vuelto fanatico del sitio del proyecto!!!
    Las notas que escriben son fantásticas y las fotos son hermosas!!! Me encantan!!! Sigan así!!!.
    Confieso también que cada 2x3 le doy una visita al sitio para ver si colgaron algo nuevo!!!.
    Les mando un beso a los tres.
    Pablo D. Berardi

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  3. Pablitoooo! Qué bueno saber que andás entrando seguido! Loco, te mndo un abrazo grande, y te dedicamos un relato un día de estos jajaj. Abrazooooo

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  4. Falta foto del "coso" de la amiga de la Tana che! y tambien del colectivo...que cosas raras usan los uruguayos eh, aca seguimos andando en bondi nomas. Besos! Laury

    P.D.: Faltas otras fotos tambien...proceres

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  5. Un saludo desde Montevideo. Ojalá hayan disfrutado su estadía aquí. Me colgué leyendo el relato del Hotel Lautreamont, concretamente de la recreación que se hizo en la galería de la plaza del entrevero.

    Saludos,
    Martín.-

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