miércoles, 2 de septiembre de 2009

And i think to myself…




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Llegué temprano a la oficina. Dejé la mochila y el abrigo en un banco, respiré hondo, y me quedé unos instantes contemplando el cielo apacible, casi desteñido, que coronaba los grises edificios de la ciudad. Coloqué con cuidado el estuche en el suelo, lo abrí lentamente y ella se asomó, saludándome con sus habituales destellos dorados. Casi no había viento, y la gente caminaba presurosa hacia algún lugar. Ayudé a Renni a sentarse a un costado del estuche, abrazando su cartelito, desparramé algunos brillos de diferentes valores sobre el paño y alcé a Libertad. Todavía estaba fría, introduje la boquilla suavemente, una niña caminaba de la mano con su madre con la mirada fija en el instrumento, sus ojitos escudriñaban la brillante superficie en busca de alguna respuesta, respiré hondo, y uno, dos, tres…tu, más fuerte tuuu, ahí comenzó, la colegiala con sus penas de amor, las miradas de la gente sobre este rincón del espacio, mi aliento devenido re sol do, mi sol fa. Ya los santos vienen marchando, y una moneda cae, y luego otra, más presión contra la boquilla, pistón uno, pistón dos, descanso, una niña no sabe donde poner la moneda, su madre la ayuda “Ahí, al lado del osito” la niña la deja caer a los pies de Renni, sonríe y corre hacia su madre, la cucaracha sigue sin poder caminar, se ve que algo le falta, otra moneda cae y una sonrisa saluda cordial, gente pasa indiferente, y ella sigue diciendo, quizás, quizás, quizás. Un pulso desesperado buscando una salida, en tonos menores, labios resecos, la sonrisa de la morocha más linda del mundo diciéndome “Suerte!” , otra niña se detuvo, y sacó una moneda de su bolsillito, and i think to myself, what a wonderfull world. Mi aliento ya fatigado recorre las entrañas de Libertad y se vuelca sobre la tarde devenida atardecer. Las monedas caen como doble barra de compas, de algún que otro transeúnte con sensibilidad artística o buen corazón, la cucaracha ya no camina, y el ultimo quizás ya es un borroneado recuerdo, sólo sonidos apagados y cargados de nostalgia y pesadumbre salen de la campana, ya es tarde, y el bullicio vespertino es sólo ahora un arrugado silencio, interrumpido sólo por alguna bocina que me hace un contrapunto en dos por cuatro. Aparto y cuento la gracia de la gente, y me maravillo a veces de la bondad del mundo. Vuelvo a dejar a Renni prendido a mi mochilla, y recuesto a Libertad agradeciéndole y deseándole buenas noches. Camino por la 18 de Julio bajo la sombra del gaucho vuelto homenaje en metal y piedra, pensando en niñas, sonrisas, y nostalgias, and i think to myself…what a wonderfull world…

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