viernes, 11 de septiembre de 2009

Subterráneo

Primer domingo de feria Tristán Narvaja, verdad? (sí, verdad). Puesto nómade, verdad? (sí, basta de preguntar eso a cada frase). Bueno, se acerca un tipito muy amable, de unos veintipico, un poquito más bajo que el más bajito de los nómades ("ey! porque me usan siempre de ejemplo de bajito?!" grita el aludido, que se encuentra dentro de quien hoy les escribe). Mira los instrumentos, la bandera, a nosotros, nos saluda, y nos pregunta si todo eso significa algo como lo que se imagina. Sí, significa. Entonces, se presenta como Emilio, nos cuenta de Subterráneo, y nos invita a visitarlo el sábado en dicho espacio. Volantito, un par de minutos de charla, y nos ofrece mostrarnos donde queda. Va Charles.
Se trata de una casa donde viven aproximadamente ocho personas, y donde se realizan actividades y encuentros musicales, literarios y artísticos en general.
El sábado siguiente fuimos.
Llegamos tipo 11 de la noche. Compramos algo en el super de enfrente, en Super Pepe (ya les contaremos de SuperPepe), y comimos acodados en un escaloncito. Pizza y sanguche de noséqué.
Desde el otro lado de la calle se veía a alguien con un violín tocando ahí arriba, por la ventana. Terminamos de comer, fuimos.
Puerta vieja, de doble hoja, timbre con inscripción en marcador arriba "tocá fuerte". Nos abren (Mmmhhh... Edu había sido?) "sí, qué tal, hablamos con Emilio, pasen, bueno gracias, qué tal, Javier, Pablo, Jerónimo... y toda la bola". Escalera caracol, subimos, casa antigua, techo alto, claraboya, bastante gente, música, buena vibra.
Llega Emilio "ey! vinieron!" y nosotros "loco, todo bien" y él "hay grappamiel, cerveza, sirvanse lo que quieran" y nosotros "buenísimo, gracias".
Entramos al lugar principal, donde una guitarra, un mandolín, una balalaika y un par de instrumentos más, bastante gente sentada escuchando, Eduardo (alias "el tío") un copado, Alejandro otro copado.
Al ratín terminó el espectaculo, se fue la banda y un poquín de gente, y empezó la noche de aficionados, con música improvisada (unos cuantos instrumentos muy bonitos), gente pasando a "hacer su gracia", y una onda muuuy agradable. Saliendo al balcón, que rodeaba la esquina, el buen ambiente le ganaba parte a la calle.
Pasaron, por ejemplo, dos hermanos a cantar, uno quitarra en mano, otro sobre el cajón peruano, y ahí fuimos enterándonod de que gran parte de esa gente venía de Salto, del interior. Esa casa es una especie de refugio para el alma de quienes vienen a la capital a estudiar, y de todo el que quiera acercarse al fogón.
Estos encuentros artísticos se vienen dando con una frecuencia de 15 días aprox., y la idea es darles continuidad, y poder hacerlos itinerantes. Otra de las propuestas que ya tienen en marcha es una revista, y otra la publicación de libros de autores inéditos.

Y sucedió, esa noche, que estábamos agotadísimos (con Charles a la cabeza desplomado, y Jero a continuación cabeza obnubilada, suerte que estaba el Pine un poco más despierto para hacer las sociales), así que nos fuimos medio temprano, pero con la promesa de volver pronto, a hacer unas músicas y pasar unos buenos ratos. En fin, buenísima onda esa noche, y en los reiterados regresos al espacio Subterráneo.
Ya van unas cuantas visitas a estos amigos, con un par de comidas riquísimas, un par de músicas, un par de grappamieles.
Ya les contaremos más sobre las andanzas de Emilio, Edu, Mauricio y demás subterráneos... por lo pronto hoy queríamos apenas contar un poco de la buena onda que esta buena gente nos ha brindado, y la energía que han sabido generar en ese amigable espacio.
Larga vida al Subterráneo!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario